Instrucciones

En un cazo, calentamos un poco de la leche hasta que temple un poco y disolvemos la levadura. En una batidora con accesorio de varillas amasadoras, ponemos la harina, el huevo, el azúcar, la sal y amasamos para mezclar bien todos los ingredientes. Incorporamos la levadura disuelta, el aceite, el resto de la leche y continuamos amasando. Vertemos el agua poco a poco hasta que veamos que la textura de la masa es la idónea, un poco pegajosa pero no en exceso. Retiramos la masa de la batidora y amasamos un poco con las manos en una mesa enharinada.

Damos forma redondeada y dejamos reposar tapada con un paño húmedo hasta que doble su volumen. Repartimos la masa en 8 partes iguales, damos forma de nuevo amasando y colocamos sobre una fuente de horno cubierta con papel sulfurizado, no debemos juntar demasiado las masas porque tenemos que volver a dejar que fermente y doblen su volumen. Pintamos cada bollo con un poco de aceite o huevo batido y espolvoreamos las semillas de sésamo y amapola. Horneamos a 180ºC durante 20 ó 25 minutos hasta que estén dorados y esponjosos.